Fue como un cerrar y abrir de ojos. Fue un sueño vivido en carne propia por todo Estudiantes que en menos de un año pasó del dolor por la pérdida de la categoría en 1994, a una alegría inmensa por la vuelta a la elite del fútbol argentino, con una campaña histórica que quedará marcada por siempre, en el ya desaparecido Nacional B.
El debut en la categoría más importante del ascenso fue el 18 de septiembre (1-1 ante Chacarita en 57 y 1) y el ascenso se concretó tras de la victoria 1-0 con gol de Calderón a Gimnasia y Tiro, y la posterior igualdad de Atlético de Rafaela 0-0 ante San Martín de Tucumán. Aún restaban cinco fechas para culminar la ronda regular del campeonato que finalizó oficialmente en junio de 1995.
Transcurrieron 25 años del ascenso, de una gesta que comenzó a celebrarse en la misma despedida del equipo de la Primera División. Esa tarde Estudiantes le dijo adiós al círculo mayor del fútbol con una goleada ante Racing. Fue 4-1 ante el delirio de toda la familia pincha que terminó invadiendo el campo y tratando a sus jugadores como verdaderos héroes.
LOS NOMBRES DEL ASCENSO
Miguel Ángel Russo y Eduardo Luján Manera tomaron las riendas del plantel para el operativo retorno. El grupo contaba con jóvenes provenientes de las divisiones menores del club que en el corto plazo se transformaron en "hombres de golpe": Juan Sebastián Verón, Claudio París, Diego Capria, Juan Fontana, Néstor Soria, Leonardo Squadrone, Gastón Córdoba, Juan Manuel Azconzábal, Ariel Zapata, Martín Palermo (luego el gran goleador ya en el círculo superior), entre otros; Junto a ellos brillaron tres hombres que le dieron el toque distinto al equipo: Edgardo Prátola, el ya mencionado Verón, Rubén Capria y José Luis Calderón.
Se sumaron al plantel Carlos Gustavo Bossio, Luis Sosa, Alejandro Méndez, Manuel Santos Aguilar, Leonardo Ramos, Cecilio Galeano, Mariano Armentano –los tres últimos provenientes de Vélez- y Juan Manuel Llop que logró rescindir el contrato que había firmado con Newell´s pocos días antes por el interés que le generó el proyecto albirrojo. A ellos se agregaron un par de nombres provenientes del fútbol paraguayo como Ricardo Rojas, Adelio Salinas, Andrés Noguera, Domingo Arévalos y Javier Ferreira.
UN ANDAR ARRASADOR
La campaña se inició con un empate 1-1 (gol de Mariano Armentano) como local ante Chacarita Juniors, por la cuarta fecha del certamen, a la vez que se participaba en la Supercopa de campeones de la Copa Libertadores donde Estudiantes superó a Flamengo en primera ronda en plena pretemporada; la gesta fue tremendamente exitosa: 27 victorias, 11 empates y sólo 4 derrotas, todas de visitantes ante Deportivo Morón 0-1, Central Córdoba de Rosario 0-3, All Boys 1-3 y Atlético Rafaela 0-1 en la despedida de la categoría y ya con el ascenso consumado varias fechas antes.
Fue un certamen extenso y con muchos viajes, pero con un acompañamiento único de toda nuestra familia. Cada partido era una fiesta y cada respuesta del equipo de Russo-Manera era la óptima. Las victorias se fueron sucediendo y ese anhelo de pegar la vuelta a la Primera se fue sustentando cuando se puso en marcha el año 1995, más precisamente el 28 de enero tras la tremenda goleada 5-1 a Arsenal en el viejo estadio de Independiente.
Estudiantes terminó con el ascenso y el campeonato en una performance notable: 65 puntos y 11 unidades de distancia para con su escolta, Atletico de Rafaela. Marcó 86 goles y sólo recibió 34.
OTRA VEZ EN PRIMERA
El viernes 12 de mayo de 1995, aún con cinco fechas por jugarse, Estudiantes quedó a un paso del regreso a Primera División con un triunfo por la mínima diferencia ante Gimnasia y Tiro de Salta, con gol de José Luis Calderón en 1 y 57. Sólo debía aguardar el resultado de Atlético Rafaela para sentenciar el ascenso. Al día siguiente, La Crema igualó 0-0 en Tucumán con Atlético y este empate selló el tan anhelado regreso al círculo superior del fútbol argentino. Fueron 265 días de una verdadera demostración futbolística del equipo que quedó marcado en la historia de la competencia.
Los goles en ese torneo, se repartieron de la siguiente manera: José Luis Calderón 26, Rubén Capria 17, Mariano Armentano 10, Leonardo Ramos 7, Manuel Aguilar 6, Juan Sebastián Verón 5, Edgardo Prátola, Domingo Arévalos y Alejandro Mendez 3, Javier Ferreira y Diego Capria 2, Claudio Paris 1, y Sayago de Laferrere en contra.
El ascenso fue el resultado del trabajo, esfuerzo y el sacrificio de dos generaciones que se unieron para sacar a flote a un Estudiantes que desde ese mismo día del ascenso comenzó a "refundarse", siempre con la colaboración de una gloriosa camada de jóvenes canteranos que hicieron historia.