En el primer partido por el Grupo C, el equipo de Ricardo Zielinski se impuso con autoridad y contundencia, y empezó sumando de a tres. La familia albirroja llenó el Jorge Luis Hirschi y vivió una jornada a pura alegría. La próxima cita será el miércoles venidero en Uruguay ante Nacional.
Una efectividad del 100% y un oportunismo pleno marcaron la identidad del equipo en el inicio del juego. De pelota parada, una sana costumbre, el Pincha abrió la noche copera en casa: la preparada entre Pellegrini y Zuqui derivó en un centro preciso al área para que Mas se eleve por encima de todos y la peine al gol. Grito y festejo para el 1-0 en cinco minutos.
La necesidad de la visita de salir por el empate y algunos desacoples defensivos de Estudiantes hicieron que los de Liniers marquen superioridad en el desarrollo, aunque sin la claridad suficiente como para que peligre la ventaja obtenida.
De igual manera, entre tiros de esquina (Rogel tuvo una clara de cabeza a los 28’) y búsquedas aéreas para que la pelee Leandro Díaz, los del Ruso Zielinski se las ingeniaron para tratar de ampliar el marcador.
A falta de 10 minutos para que termine la primera etapa, el Fortín capitalizó su supremacía (aprovechó las espaldas de los laterales y encontró en Orellano a su conductor) y finalmente logró el empate. Por intermedio de un tiro libre desde la derecha, pasado al segundo palo, Janson resolvió de cabeza luego que se la bajaran para el 1-1 transitorio.
TRES PARA GOLEAR
Porque las veladas de Libertadores tienen un tinte especial. Porque la mística se percibe siempre en el aire cuando de copas se trata. Y porque en el fútbol nunca está dicha la última palabra, el Pincha volvió a estar arriba: otro balón detenido en los pies de Zuqui que Morel sirvió para que Díaz la meta al medio y Rogel, el de los gritos coperos, anote para cerrar 2-1 un primer tiempo de idas y vueltas.
De golpes y reacciones tempraneras se trató la noche. El comienzo del complemento lo encontró bien despierto a Estudiantes, que en 7’ se encontró 3-1 adelante: de un rechazo desde el fondo que superó el mal cálculo de la defensa visitante, Díaz habilitó al centro para que Del Prete selle su gol con un zurdazo preciso en el mano a mano con Hoyos.
Fue uno de esos choques en los que poco importa el cómo, en los que la triple "e" de la eficiencia, la eficacia y la efectividad se impusieron por sobre todo. De esos en los que, como dijo en la previa Zielinski, era "importantísimo hacer valer la localía". Y así fue. Al pie de la letra. Con puntos y comas lo cumplieron sus dirigidos.
Primó el oficio, la inteligencia para entender y manejar los tiempos. Para defender cuando fue necesario y apelar al contragolpe cuando Vélez cedió los espacios. Y así fue como llegó la frutilla del postre: en una combinación perfecta, ya con Boselli en campo, el goleador dejó en el camino a Hoyos y asistió a Zapiola para que haga delirar al estadio con el 4-1 (42’) final. Estudiantes tuvo y redondeó un partido a la altura de las circunstancias. Apenas el primero, pero un arranque prometedor. Empezó la copa. Y el tetracampeón pisó firme sumando de a tres. La próxima semana (miércoles), el duelo será en Uruguay y ante un viejo conocido: Nacional.
