Mientras el 2018 empieza a despedirse, el cuerpo técnico al frente de Mauricio Arrúa comienza a planificar el próximo año del vóley masculino. Una de las primeras decisiones tomadas es no disputar la Liga Argentina A2, segunda categoría a nivel nacional. "No es una baja definitiva, se trata de parar la pelota. La Liga es muy desgastante y obliga a ponerle mucha energía, descuidando otros aspectos del vóley en general como las divisiones inferiores", señaló el coordinador de la disciplina, Julio Boschi.
Estudiantes estuvo presente en cuatro ediciones consecutivas desde el 2015; en su segunda participación alcanzó la instancia de semifinales y en la última debió jugar el repechaje en Mendoza para mantener la categoría, aunque no hará uso de la plaza. El formato de competencia requiere no sólo asumir costos económicos muy altos sino un desgaste que complica rendir al 100% en el ámbito nacional y en el metropolitano. Su duración es de cuatro meses e implica recorrer miles de kilómetros para jugar en otras provincias.
Boschi dejó muy en claro que las razones para no participar en el certamen nacional son, fundamentalmente, deportivas. "El motivo principal no es económico porque teníamos el apoyo del club para continuar", enfatizó. En los últimos cuatro años, Estudiantes jugó la Liga A2 y la División de Honor, máxima categoría del vóley metropolitano. "Este año decidimos afrontar la Liga con jugadores del club y destinar mayor parte del presupuesto al Metro para ser más competitivos", señaló. Los frutos no tardaron en llegar: el equipo conducido por Arrúa logró la histórica clasificación a los Play-Off del Torneo Oficial y disputó la semifinal de la Copa Metropolitana.
El Pincha apuntará todos los cañones al Metropolitano con el objetivo de acceder por segundo año consecutivo a instancias de Play-Off. Para regresar a la Liga Argentina A2 deberá buscar el ascenso en la B1 durante el segundo semestre del 2019. Ahora las fichas están puestas en el Metro; luego el tiempo dirá.