Para los hinchas que paraban domingo a domingo con él, tenía el bombo más grande de la Argentina. Sólo un hombre corpulento, hecho a base del trabajo diario en la carnicería, podría utilizarlo. Aquel hombre era Alberto Mauricio Grignola, mejor conocido como "El Ruso del bombo".
Desde los 11 años fue a la cancha a alentar al Pincha. Primero lo hizo en soledad, arrancando desde su casa hacia el estadio de 1 y 57; luego, con una banda de amigos y compinches que se armó en los viejos tablones. "El Ruso" tocaba su instrumento en una comparsa de La Loma, cuando en nuestra ciudad se organizaban corsos y carnavales multitudinarios en cada barrio. Alberto no era de por allí, sino que vivía entre los límites de Melchor Romero y Abasto.
En una entrevista realizada por ‘Periódico Pincha’ (medio partidario en los años ’90) cedida por Gastón Cigalino, reconocido hincha y con uno de los mejores y más completos archivos fotográficos del club, "El Ruso" dejó algunas frases que lo pintaban de cuerpo entero: "Mi viejo es hincha de Boca, siempre quiso que yo lo fuera, pero a mí siempre me gustaron los colores de esta camiseta y así fue como me hice pincha".
Alberto resaltaba los grandes momentos que Estudiantes le hizo vivir: la época de Zubeldía, el campeonato ganado en Córdoba de la mano de Bilardo y el ascenso en 1995. Pero también las pálidas: decía que su familia sufría mucho cada vez que él iba a la cancha, porque "saben que defiendo a muerte estos colores y tienen miedo que algún día me pase algo. Pero también saben que a Estudiantes lo llevo en la sangre, que nací y moriré pincharrata".
Por caprichos del destino, "El Ruso" falleció en 2001, luego de una victoria por 2-1 frente a Gimnasia en 1 y 57. Su recuerdo, como el de tantos otros hinchas que dieron todo por el club, permanece intacto.