Radicado en Chile hace casi dos décadas, José Daniel Ponce y su familia viven en Quilpue, ciudad cercana a Viña del Mar donde entre el fútbol y la minería, el "Bocha" continuó su vida después de su etapa como profesional. Gloria albirroja y recordado representante de aquel exquisito equipo del '82-'83 que marcó páginas doradas en la institución, Ponce recuerda con emoción y nostalgia lo vivido en Estudiantes.
UN PRESENTE ENTRE EL FÚTBOL Y LA MINERÍA
"Ya van a hacer 20 años que estoy en el país. Feliz de estar junto a mis hijos en un lugar donde he hecho la carrera de entrenador de fútbol, aunque más abocados a lo que son escuelas y divisiones inferiores. Después he estado como ayudante de técnico, también en un equipo de tercera división y en el último tiempo coordinando en la minería que me llevaron a un proyecto muy grande llamado 'la minera escondida'. Ahora estoy viendo nuevamente la posibilidad de entrar otra vez en el fútbol o de seguir en la minería que también me han estado llamando. Veo fútbol, hago nexos viendo la posibilidad de hacer contactos entre clubes de Argentina y Chile", cuenta el "Bocha", quien lleva una vida tranquila y pacífica a sus 53 años, con ganas de volver a ligarse más al ámbito del fútbol.
SU LLEGADA A ESTUDIANTES Y EL APRENDIZAJE DE UNA ESCUELA
Oriundo de Mendoza, Ponce llegó a La Plata para forjar su sueño de triunfar. Y en el Pincha encontró algo más que eso; una escuela, una idea, una forma de vivir el fútbol: "Yo llegué a Estudiantes en el '79. Fui a parar a un lugar donde iban todos los jugadores que venían del interior y tuve la posibilidad de compartir con '18 hermanos' como nos solíamos llamar", cuenta, además de destacar una presencia en particular que lo guió desde su arribo a la ciudad: "Dios me puso en el camino a Patricio Hernández que fue la persona que nos hizo dar cuenta que había que vivir diferente porque el club hacía un gasto y por eso teníamos que ser los mejores. Eso me hizo hacer un click para esforzarme cada vez más".
EL "EQUIPAZO" DEL '82-'83
Bajo el mando de Carlos Salvador Bilardo, aquel equipo que brillaba con Sabella, Trobbiani y Ponce quedó en la historia. Partícipe de esa época, el "Bocha" destaca al armado de un ídolo como el "Narigón" y asegura que desde su lugar siempre lo dio todo para alcanzar la gloria con Estudiantes: "Bilardo armó un gran equipo. Tuve la suerte de jugar con Alejandro (Sabella) y Marcelo (Trobbiani) que éramos tres número '10' jugando en el equipo, y realmente creo que es recordado por ese lujo que se dio Carlos de armar un equipazo que ganó el Metropolitano del '82 y luego en el '83 de la mano de Manera. Entregué mi vida y mi alma y soy feliz de haber estado en el club".
UN HOMBRE "AGRADECIDO" AL PINCHA
El transitar de la nota y los recuerdos afloran sentimientos fuertes en el "Bocha". La emoción no tarda en llegar y la voz se le afloja cada vez más. Agradece una y otra vez. Estudiantes fue una parte importante en su vida y así lo reconoce: "Soy un tipo agradecido de haber vestido la gloriosa camiseta de Estudiantes con la que tuve satisfacciones y tristezas, pero siempre logramos sobreponernos a muchas cosas. La sangre albirroja me marcó porque en esos siete años que estuve en el club pasaron cosas fuertes. Agradezco que me hayan tomado como un hijo".
Sumido en sentimientos intensos, Ponce cierra con palabras de gratitud y revela cómo quiere que lo recuerden: "En Estudiantes aprendí mucho valores: responsabilidad, compañerismo, saber ganar limpiamente con hidalguía ante todo, y ser noble. Quiero que al 'Bocha' Ponce lo recuerden dando la vuelta olímpica del '82-'83, haciendo el gol en el clásico 100 o ese tan hermoso desde mitad de cancha a Newell's, y retirándome ovacionado desde los cuatro costados. Agradezco el apoyo que me dieron en momentos difíciles y deseo que sigan los éxitos".