El 8 de julio de 1983, en el viejo estadio Jorge Luis Hirschi (colmado de bote a bote) Estudiantes lograría una gesta que con el paso de los años se sigue recordando como si fuese ayer y marcó un hito dentro de la Copa Libertadores. Ese día en 1 y 57, el equipo entrenado por Eduardo Luján Manera, escribía día una hazaña que enorgullece: 3-3 con Gremio y con solo siete jugadores pinchas en el verde césped.
Estudiantes saltó al campo con Carlos Bertero, Julián Camino, Miguel Gette (Hugo Tévez) , Rubén Agüero, Claudio Gugnali, Miguel Russo, José Ponce, Alejandro Sabella, Guillermo Trama, Marcelo Trobbiani y Sergio Gurrieri. Las cartulinas rojas hicieron estragos y como dijimos al término del pleito el Pincha solo quedó con siete hombres en la cancha.
Se trató de un partido extraño y en el aire ya se podía sentir el olor a hazaña. Es que el árbitro uruguayo Da Rosa, de entrada y antes de que arrancara el partido, sacó una amarilla. Luego expulsó a Marcelo Trobbiani y José Daniel Ponce.
Minutos más tarde, con nueve jugadores, Sergio Gurrieri apareció por la banda izquierda del área chica y empujó la pelota al gol. Gremio logra empatar antes del descanso y en el inicio del segundo tiempo los brasileños ampliaron la ventaja con dos goles en apenas 17 minutos (1-3).
El panorama no pudo ser peor para Estudiantes, que se quedó con siete jugadores al recibir la roja tanto Julián Camino como Hugo Tévez. El sueño de seguir en la Libertadores se escapaba, pero los argentinos tiraron de raza y orgullo.
Con siete jugadores Estudiantes acorraló a Gremio. Sabella, Russo y Agüero fueron hacia el ataque y Gurrieri puso el 2-3 tras un centro de Trama. Más tarde llegó la hazaña. Miguel Russo tomó un rebote en la puerta del área e hizo delirar a las 30 mil personas que coparon el estadio.
Aunque Estudiantes quedaría eliminado de la final, en la que Gremio levantaría finalmente el título, aquella gesta permanece viva en la memoria de toda la familia pincha y más hoy que se celebran 37 años que aquel momento épico.