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Institucional • 8 diciembre 2020

¡Hasta siempre Alejandro!

Alejandro Sabella, una gloria de nuestra historia, nos dejó físicamente. El legado de su paso por Estudiantes como jugador y entrenador, quedará por siempre.
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Un adiós que duele. Alejandro Sabella ya no está más entre nosotros. La Familia Pincha llora y despide a una gran persona que deja una huella imborrable en nuestra institución. Pachorra brilló como jugador y entrenador, escribiendo una de las tantas páginas de gloria de Estudiantes de La Plata.

Sabella nació en Buenos Aires un 5 de noviembre de 1954 y comenzó a jugar al fútbol a los 4 años en el club GEBA, para luego incorporarse a las inferiores de River Plate, club con el que debutó en Primera División en el año 1974.

En 1978 pasó a jugar en el Sheffield United de la segunda división de Inglaterra, cumpliendo buenas actuaciones que lo pusieron en la mira del Leeds, equipo que lo llevaría a la primera de aquel país por los próximos dos años.

LA GLORIA COMO JUGADOR

Se terminaba 1981 y la historia entre Alejandro Sabella y Estudiantes de la Plata comenzaba a escribirse. Las gestiones de Carlos Salvador Bilardo hicieron posible su llegada al Pincha y en enero de 1982 Pachorra pisaba por primera vez el Country Club de City Bell.

Fue el comienzo de un amor incondicional y una identificación con nuestro ADN que perduraría por siempre. Alejandro fue una de las grandes figuras del grupo que conquistó el Metropolitano del ´82 y el Nacional del ´83 junto a grandes jugadores como Miguel Russo, el "Tata" Brown, Marcelo Trobbianni y Hugo Gottardi. También integraban ese plantel Julián Camino y Claudio Gugnali, con quiénes volvería al club varios años después.

Gremio, Irapuato y Ferro Carril Oeste también disfrutaron de la excelencia de Sabella, quien en 1989 colgaría los botines, cerrando una fructífera etapa como jugador que también incluyó el paso por la Selección Argentina.

Su pasión por el fútbol se mantuvo y llegó el momento de iniciar su carrera en la dirección técnica, desempeñándose como entrenador de la Reserva de River. Al poco tiempo se transformó en ayudante de su amigo Daniel Passarella en la Primera del Millonario.

A lo largo de casi 20 años, Sabella acompañó a Passarella en diferentes equipos: la Selección Argentina que disputó el Mundial de Francia ´98, la Selección de Uruguay, Parma, Monterrey, Corinthians y River Plate en un segundo ciclo.

LA GLORIA COMO ENTRENADOR

Los caminos de Estudiantes de La Plata y Alejandro Sabella volvieron a cruzarse en 2009. Con 54 años, Pachorra tuvo su primera oportunidad como entrenador principal y llegó a la gloria, inscribiendo su nombre, una vez más, en la rica historia de Estudiantes de La Plata.

A cuatro días de asumir, Sabella se sentó en el banco albirrojo el 19 de marzo junto a sus ayudantes Julián Camino y Claudio Gugnali. Puro ADN Pincharrata. Ese día Estudiantes jugaba en el Estadio Único ante Deportivo Quito, por la fase de Grupos de la Copa Libertadores. Fue goleada 4-0 y el comienzo de un camino que terminaría con la conquista de la cuarta Copa Libertadores para el club en el Mineirao de Belo Horizonte.

El 2009 culminó con el subcampeonato en el Mundial de Clubes, donde Estudiantes tuvo contra las cuerdas al mejor Barcelona de la historia. Sabella y su equipo, dieron una categórica muestra de fútbol, jugando de igual a igual, en una definición que quedó para los catalanes en tiempo suplementario.

Al año siguiente, Pachorra condujo a Estudiantes a su último título en el ámbito local, consagrándose en el Apertura 2010.  Los números de Sabella en el club son una clara muestra de sus logros: dirigió 97 partidos, logrando 58 victorias, 21 empates y 18 derrotas, alcanzando un 67% de eficacia.

LA GLORIA CON LA SELECCIÓN

El excelente trabajo con Estudiantes llevó a Sabella y su equipo a conducir el último proceso exitoso de la Selección Nacional que alcanzó el subcampeonato del mundo en Brasil 2014. Jugadores históricos identificados con el sistema de juego y el amor por la camiseta argentina que les inculcó el grupo que comandaba Alejandro, cautivaron a un país que los acompañó, disfrutó y sufrió en cada partido de la Copa del Mundo.

Ese fue su último trabajo como entrenador. Unos años después su salud comenzó a jugarle una mala pasada y lo alejó de las canchas. Alejandro peleó y pudo sobreponerse a una difícil enfermedad.

Los últimos años disfrutó con cada reconocimiento, en cada visita al Country de City Bell y en la vuelta a UNO, allí donde supo brillar y comenzó a forjar su amor por Estudiantes de La Plata. .

El legado que deja el Profesor será eterno: filiales con su nombre, distinciones en los más variados ámbitos, murales, logros deportivos, libros y muchas enseñanzas que quedarán por siempre. ¡Hasta siempre Alejandro!

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