Los dirigidos por Mauricio Torres no tuvieron su mejor tarde estando lejos de su rendimiento ideal, errando muchos lanzamientos y no estando lo sólidos que venían siendo en el bloque defensivo, una de las fortalezas de este equipo que lo llevó a ascender una fecha antes del final del campeonato. Argentinos Juniors aprovecho esas desatenciones del elenco local, en mayor numero en la segunda etapa, para sacar diferencia en el marcador, en un partido que podía quedárselo cualquiera de los dos, ya que se veían las caras dos de los mejores equipos que tenía la Primera Caballeros.
En la primera etapa ambos equipos alternaban buenos trabajos tanto defensivos, como ofensivos que hacían que no se saquen diferencias en el marcador dándose un partido sumamente parejo en los primeros minutos. El Pincha comenzó a crecer y se escapaba en el tanteador, pero desaprovechó varias situaciones de contragolpear que le dieron un vida más al Bicho, que antes del descanso igualó las acciones, llegando así al entretiempo 11-11 con el desarrollo del partido abierto.
En el complemento Argentinos salió con otra actitud y de entrada golpeo sacando cuatro goles de diferencia en los primeros 10 minutos haciendo cuesta arriba la remontada para los albirrojos. Estudiantes a pesar de que comenzó a descontar y tuvo pelota para ponerse a un solo gol de diferencia, pero dejó pasar la oportunidad el elenco de La Paternal volvió a golpear esta vez sin permitirle reacción al Pincha que lo sintió y no pudo evitar la derrota por 29-24, que lo dejó en la segunda colocación del Metro Clausura, pero con el ascenso a Liga de Honor que no se lo quita nadie.
Por su parte Estudiantes B terminó el Torneo de Segunda Caballeros en el fondo de la tabla de posiciones y sin lograr ningún triunfo en el campeonato ya que en la última jornada cayó por 31-28 con Argentinos Juniors B. A pesar que los albirrojos dieron pelea hasta el final, no pudieron mantener el rendimiento en los últimos minutos donde fue que la visita sacó esa diferencia de tres goles que los dirigidos por Nicolás Cardoso no pudieron revertir.