Segundo Pachamé asume el linaje de campeones que une a la familia, y después de consagrarse con la quinta división analizó el campeonato y la conquista de la Superliga. Como su padre Carlos, campeón del Mundo y Héroe de Old Trafford, Segundo también juega de mediocampista, y también gritó campeón con la camiseta de Estudiantes. En el nombre del padre, y del hijo.
LA ALEGRÍA DE CUMPLIR EL OBJETIVO
"Como plantel sentimos una alegría y inmensa, cuando terminó el partido nuestras caras eran de emoción pura, no podíamos creer lo que estábamos viviendo", comenzó describiendo Segundo Pachamé, uno de los valuartes de la categoría 2001 campeona de la Superliga. Además, sobre el campeonato analizó: "El torneo fue difícil, arrancamos las primeras fechas con victorias y dominio nuestro, ya con el objetivo puesto de llegar a la última fecha con chances de semifinales. Después tuvimos un bajón que empatábamos o perdíamos, jugando muy bien. Con Newells hicimos un muy partido y ante Patronato pudimos conseguir la clasificación con cuatro goles de local".
Después de un inicio prometedor y el liderazgo de la categoría, la quinta sufrió un tropiezo futbolístico, que le hizo retroceder casilleros. Empero, el equipo de Marquestaut nunca cambió la mentalidad, y se mantuvo en los puestos de vanguardia. "Nunca pensamos que se nos escapaba, porque teníamos chances y siempre íbamos a seguir peleando. Con central Córdoba dijimos que no podía volver a pasar, en Rosario de visitante Biffi se animó a decir que ya éramos campeones, por el partido que habíamos hecho y nos sentimos con mucha confianza, cuando quedaban pocas chances", manifestó.
MENTALIDAD GANADORA DE LA QUINTA
Detrás de todo gran grupo, hay un líder, una cabeza, un guía. En este caso fue Maximiliano Marquestaut, que en su primera experiencia como técnico de Juveniles - después de ser ayudante de Gustavo Salinas en 2018 - consiguió un título histórico para Estudiantes. "Los técnicos siempre nos apoyaron, la idea era siempre seguir intentando, se nos dio, en la semifinal Maxi nos dió una confianza terrible cuando fuimos al alargue, nos dijo que lo íbamos a ganar. Se nos escaparon partidos cuando merecimos ganar, el mensaje siempre fue de tranquilidad. A nadie le gusta perder, sin importar el resultado de la final nos podíamos mirar a la cara y decir que habíamos hecho lo que había que hacer", expuso.
EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO
Con un apellido ligado a la historia grande de Estudiantes, Segundo, cuyo segundo nombre es Carlos, por su padre, ya sabe lo que es dar la vuelta olímpica con la camiseta albirroja. En otro contexto, otra presión y otra categoría, repitió en parte la historia paterna. "Como lo hizo mi viejo, ser campeón con la camiseta de Estudiantes es una felicidad que no se puede explicar", resumió.