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Historia • 24 marzo 2016

Un ascenso para resurgir

Tocar fondo para volver a subir: eso fue lo que le pasó a Estudiantes en 1954, cuando luego de una crisis política que derivó en el descenso a la Primera B en 1953 logró volver un año más tarde a la Primera División empezando a asentar bases para una década de 1960 totalmente distinta.
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Los comienzos de la década de 1950 fueron un caos para Estudiantes, especialmente en el orden institucional, ya que una intervención del Estado por presento "boicot" contra la "doctrina justicialista" desencadenó que la Comisión Directiva  de aquel entonces sea desplazada por una Comisión Interventora que, esgrimiendo problemas presupuestarios, transfirió a los mejores jugadores del plantel profesional a otros clubes del fútbol argentino.

En este contexto, el Pincha debió enfrentar el torneo argentino de 1953 con un equipo inexperto y mayoritariamente juvenil, por lo que el descenso a la Primera B ya era una sentencia. Pero lejos de quedarse entre las tinieblas, y teniendo como motor principal el regreso a la Primera División, el club de a poco volvió a pararse.

Para el campeonato de la Segunda División de 1954 no se desplazó a los jugadores provenientes de las divisiones inferiores que habían participado del descenso, sino que se le renovó su voto de confianza, aunque ahora estarían ayudados dentro del campo de juego por jugador como Manuel Pelegrina, quién había regresado a la institución tras estar una temporada en Huracán.

Los hinchas entendieron rápidamente el mensaje y el acompañamiento fue total, estando sábado tras sábado en dónde jugara el equipo. El comienzo del torneo fue auspicioso y eso agigantó aún más el fervor por aquel equipo: 2-0 a Argentino de Quilmes de visitante, 4-0 a Los Andes en el Jorge Luis Hirschi, 1-0 a Dock Sud en el Conurbano y 3-2 frente a All Boys en 1 y 57.

Pero, como dijo Osvaldo Zubeldía años más tarde, "a la gloria no se llega por un camino de rosas". Por eso mismo que  una serie de varios partidos sin conocer la victoria desencadenó en el despido de Alberto Viola como técnico. Fue allí cuando la dirigencia contrató a Mario Fortunato, quién de a poco fue encontrando el equipo y devolviendo la esperanza al pueblo pincharrata.

A las últimas fechas el rival a pasar en la tabla era Colón y, gracias a un cierre a puro triunfo, Estudiantes quedó líder con 46 puntos (tres más que el Sabalero) y consiguió su objetivo de regresar a la Primera División. El gran festejo se desató en la última fecha en el estadio Jorge Luis Hirschi ante Nueva Chicago, con un equipo que ya había salido campeón la anterior en Rosario ante Central Córdona (5-0). Esa última jornada debió jugarse en Mataderos, pero Estudiantes pidió que se pase a La Plata para que los hinchas tenga su merecido festejo.

La vuelta a la máxima categoría del fútbol trajo consigo un lenta pero progresiva estabilidad institucional que llegaría a la cumbre con el arribo de Mariano Mangano a la presidencia. Estudiantes, en 1955, comenzaría a construir los cimientos de una institución que diez años más tarde estaría en boca de todo el mundo.

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