Dan Gromadzyn tenía apenas 22 años cuando partió hacia un viaje del cual no regresaría. Aquellos últimos días de Julio de 2009 lo encontraron en el sanatorio, donde su sala se había convertido en una especie de altar pincha: cada visita le llevaba algo relacionado a Estudiantes, desde póster hasta camisetas. Fue campeón de América el 15 de Julio, cuando el gol de Boselli regó de alegría a todo el pueblo albirrojo. Reprochándose el por qué no estaba en Plaza Moreno festejando, su padre Gabriel le prometió viajar a Dubai para compensarlo. Lamentablemente, no se dio.
Su madre nació en nuestra ciudad y de a poco le fue transmitiendo la pasión por Estudiantes. A medida que crecía, Dan comenzó a ir a más y más partidos hasta convertirse en incondicional. En cada viaje que hacía llevaba la albirroja puesta, y cuando empezó con su trabajo social intentaba "evangelizar" a los chicos de cada comedor o barriada. Su principal emblema para divertir a los más pequeños era un títere para dedo con forma de leoncito con una camiseta roja y blanca a bastones.
Su partida dejó un dolor incomparable entre sus familiares y amigos. La familia pensó en llevar ciertos ahorros de Dan a los lugares donde realizaba el trabajo social, pero se dieron cuenta que había otras carencias: libros, juegos, videos y muchos otros materiales. En aquel contexto, comenzaron a aparecer muchos amigos de Dan para ayudar, y la familia contó con más recursos para fortalecer el trabajo hecho por su hijo. A partir de allí comenzó la asociación conocida como "Leoncito Dan". El centro cultural con el mismo nombre, situado en Claypole, se inauguró el día que Estudiantes jugó frente al Barcelona.
Los proyectos que lleva a cabo la asociación son en distintos puntos del país, como Claypole, Entre Ríos, Santiago del Estero y muchos más. En la actualidad están haciendo un comedor en la localidad de San Miguel, llamado "Los angelitos", donde algunas madres cocinan para más de 170 chicos. "Nosotros no sólo somos constructores, sino que también vamos a los lugares y nos comprometemos socialmente como lo hacía Dan", explica Gabriel, su padre y referente de la asociación.
Por ejemplo, en la localidad entrerriana de Rosario del Tala, construyeron una plaza. Allí, las madres de los nenes que juegan en la plaza conformaron un equipo de fútbol, y progresó de manera tal que lograron anotarse en la Liga. En una ocasión, Juan Sebastián Verón las invitó al Country Club de City Bell para jugar un amistoso frente al primer equipo de fútbol femenino de Estudiantes. "Para muchas madres era la primera vez que salían del Tala, las recibió Verón en el Country y después fuimos a conocer Capital Federal", cuenta. "El Leoncito Dan" apunta a trabajar codo a codo en el área social con la Subcomisión de Inclusión Social de la institución, para entrecruzar sus trabajos y afianzar aún más el legado de Dan, un pincha de ley.