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Historia • 17 marzo 2016

Infante, el inventor de la rabona

El segundo máximo goleador de la historia de Estudiantes, Beto Infante, quedó en la historia del fútbol en un duelo ante Rosario Central en 1948: de “rabona” puso el 3-0 en una maniobra nunca vista para los amantes de la redonda en aquella época.
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Pasadas las 15 horas del 19 de septiembre de 1948 Estudiantes comenzó su partido ante Rosario Central en el Estadio Jorge Luis Hirschi buscando seguir en la lote de arriba del torneo, ya que se encontraba cuarto a tres puntos de los líderes Independiente, Racing y River.

El encuentro tuvo pasajes de mucha fricción, con algunos encontronazos entre los jugadores de ambos equipos. Igualmente el que más propuso en ataque fue el Pincha, quién intentaba por distintas vías romper el cero, aunque no lo logró en la primera etapa.

En el segundo tiempo el equipo albirrojo logró destrabar el partido, ya que a los 10 minutos Manuel Pelegrina abrió el marcador a través de un tiro penal y aumentó las cifras con un zurdazo imposible para al arquero canalla. Pero lo mejor estaría por venir…

Infante, una de las piezas claves de aquel equipo estudiantil, ensayó una "rabona" desde 35 metros que terminó adentro del arco y dejó al estadio perplejo. Hasta el momento se habían hecho goles de mil maneras, pero no de esa. Los más de 20.000 fanáticos del Pincha aplaudieron a más no poder aquel tanto de Beto, que quedó en la retina de todos los presentes.

"Fue una genialidad. No es fácil ni difícil describirla. Aunque sería indispensable haberla visto. Remató Gagliardo y la pelota rebotó en el poste. Sin pararla, el ejedelantero Infante, algo corrido hacia la izquierda, tiró al arco de calle 57 desde afuera del área. Le pegó con el pie derecho aplicado por detrás de la pierna izquierda. Fue una muestra de destreza, elegancia, agilidad y limpieza, propia de un intérprete de ballet", describían admirados los diarios de la época al gol.

Tal fue de novedosa la acción que, en un comienzo, fue catalogada por varios medios como la "hachita". La noticia de dicho tanto se esparció rápidamente a través de diarios y radios del país, quedando como un gol de antología para la historia del fútbol argentino.

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