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Running • 20 agosto 2015

Presencia Pincha en el Ultra-Trail du Mont Blanc

La vuelta completa al macizo del Mont Blanc es el sueño de muchos corredores de montaña. Sueño que el próximo 28 de agosto llevará al corredor Guillermo Glattstein, hincha y socio de Estudinates de toda la vida, a probarse en las laderas de la montaña más alta de Europa.

El Ultra-Trail du Mont-Blanc (denominado también UTMB) es una ultramaratón de montaña. En la primera edición, en el año 2003, fue llamada la "carrera de todos los superlativos". Son nada menos que 170 kilómetros, con 10.000 metros de ascenso acumulado, atravesando 3 países (Francia, Suiza e Italia), que debe ser completada en un máximo de 46 horas ininterrumpidas. Una carrera que todo corredor de ultras desea realizar al menos una vez en la vida.

La partida será el viernes 28 de agosto, a las 18.00, desde el centro de Chamonix, ciudad ubicada en los Alpes franceses. Allí estarán presentes 2.300 corredores de todo el mundo, entre los cuales habrá 32 argentinos.

El Trail running es un deporte que consiste en correr "fuera de pista", por senderos de montaña, huellas o caminos secundarios, a través de montañas, cerros y montes, cruzando arroyos y ríos, en general con grandes trepadas y abruptas bajadas.

"Clasificar no fue fácil", explica Guillermo. "Para poder inscribirme, primero tuve que acumular puntos durante dos años en exigentes carreras de trail running reconocidas por la organización del UTMB. Para luego poder anotarme e ir a un sorteo, donde tuve mucha suerte al salir favorecido el primer año".

"Correr este tipo de carreras requiere mucho entrenamiento, un equipamiento bastante sofisticado para afrontar todo lo que implica una carrera en la montaña, y gran capacidad de autonomía personal, porque en carreras de esta magnitud siempre se presentan adversidades que el corredor tiene que resolver por si mismo."

"Es el tipo de carreras que a uno lo llevan al límite físico y mental. A ordenarle a las piernas que se sigan moviendo, aún cuando después de 36 horas de carrera se sienten como dos bloques de cemento. Implica sin dudas un gran sacrificio, pero es más que compensado por el logro de un objetivo que parecía inalcanzable, la alegría indescriptible que uno siente cuando se da cuenta de que lo está logrando, y por los espectaculares paisajes. Si mi cabeza y el cuerpo me aguantan, el domingo 30 de agosto estaré cruzando la meta con los colores de Argentina y del Pincha colgando de mi mochila."

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