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ADN • 19 marzo 2016

Jésica: la hincha que sueña con Estudiantes

Jésica proviene de una pequeña aldea en el corazón de Entre Ríos. Con una familia de historia albirroja, su sueño es poder venir a La Plata a presenciar un partido. La historia de una hincha que aboga por nacionalizar a Estudiantes.
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Aldea María Luisa es una pequeña aldea ubicada al oeste de la provincia de Entre Ríos, a la vera de la Ruta Nacional 12. En sus orígenes se pobló mayoritariamente con inmigrantes alemanes del Volga, y según el censo del 2010 cuenta con 1500 habitantes. 22 kilómetros a su noroeste se encuentra Paraná, la capital entrerriana; y al sudoeste limita con Crespo. En esta aldea recóndita, a 520 kilómetros de La Plata, hay una historia pincharrata que contar.

Jésica Roskopf nunca pudo ver a "su Pincha" jugando como local. Es más, nunca estuvo ni remotamente cerca de nuestra ciudad. Tiene 25 años y, desde que tiene uso de razón, se define como hincha fanática de Estudiantes. Su padre Oscar comenzó a escuchar los partidos de las Copas Libertadores de la década del ’60 por radio, y con ocho años se hizo simpatizante albirrojo. "Con uno de sus hermanos se hicieron muy fanáticos, al punto de faltar a un velatorio por seguir la final de la Libertadores del ‘71", contó Jésica. Como quien que añora viejas épocas, recordó las tardes de su niñez, donde los domingos eran de partido, pegados a la radio junto a su padre.

Oscar logró transmitir su pasión a sus hijas y también a su esposa. Hoy toda la familia Roskopf alienta a Estudiantes a la distancia, y cuando es posible en directo: "A la cancha empezamos a ir cuando ya fui grande, varias veces a la cancha de Colón, Unión y Rafaela de incógnitos a la tribuna local", dijo. La distancia, la falta de movilidad propia y las obligaciones hicieron que nunca pudieran viajar hacia La Plata, ya sea al Jorge Hirschi o al Estadio Único.

La familia se hizo presente en una de las despedidas de Juan Sebastián Verón en la cancha de Unión, y guarda una anécdota divertida de aquel día: "fuimos al hotel donde estaban los jugadores e hicimos varias horas de guardia para tener una foto. La mayoría de hinchas eran de La Plata, yo grité que era de Entre Ríos y al instante salió Verón y pude conseguir la foto". También concurrieron a un clásico disputado en Mar del Plata, donde tuvieron que programar todas las vacaciones en torno al partido.

Seguir los partidos por televisión también era una odisea. Al no tener cable, tenían que movilizar a toda la familia a la casa de un familiar con el canal que transmitía la Copa Libertadores. La costumbre se transformó en cábala, y una vez por semana aquella cocina se convertía en una mini tribuna.

Ser pincharrata en una ciudad tan distante tiene sus curiosidades. Jésica describió que sus conocidos le preguntan sorprendidos sobre su fanatismo, sobre cómo llego a ser hincha, pero que los "futboleros" que se cruza le hacen comentarios buenos acerca del club. También que reconforta cruzarse algún pincha en el camino: "la familia que es Estudiantes sólo nosotros lo entendemos. Lugar que salgo con mi camiseta y cruzo a otro hincha es ponerse a hablar así sin más.

Jésica se asoció a la institución hace algunos meses con el sueño de formar la Filial Paraná. Junto a su familia y a otros socios de esa zona de Entre Ríos tienen el anhelo de vivir un partido en la tribuna local, con la inmensa hinchada albirroja alentando al equipo. Jésica, como tantos otros ejemplos, es una fanática que transmite el ADN pincharrata y que nacionaliza a Estudiantes de La Plata.

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