Estudiantes a lo largo de sus 115 años de historia supo cómo formar grandes deportistas de primer nivel. Y este punto es una de las tantas patas de nuestro ADN. Formar, educar y enseñar se convirtió con el paso del tiempo en verbos que se conjugan a diario por aquellos responsables en llevar adelante la tarea de aleccionar e instruir a los atletas que sueñan con llevar los colores rojos y blancos bien alto. Y en este sentido el hockey de Estudiantes, en ambas ramas (damas y caballeros), cuenta en su staff de entrenadores un formador como Javier Fernández, que lleva bien arraigado desde sus raíces misioneras esa doctrina por lograr que de la cantera surjan los mejores proyectos.
"Llevo conmigo muchas cosas que he aprendido con el deporte. Pero lo que más recalco es el compañerismo, la solidaridad, la constancia y el esfuerzo para lograr lo que uno quiere", subrayó el "Misio" como se lo conoce en cada rincón del Country Club donde se lleva a cabo la práctica del hockey.
- ¿Qué es ser un formador?
Ser formador implica interiorizarse en la enseñanza y el aprendizaje, no únicamente técnico, táctico y físico, sino también hay que trabajar sobre el aspecto emocional y social que rodea a la jugadora o jugador en su construcción integral con el deporte. La idea de un formador tiene que estar principalmente orientada a fomentar valores y preparar a los equipos (y a las jugadoras y jugadores) a participar en un ambiente competitivo, donde la mirada de un "otro" es tan importante como la uno mismo.
- ¿Qué tiene que tener un formador?
Tiene que capacitarse constantemente y reinventarse en su trabajo siendo creativo a la hora de planificar sus prácticas o entrenamientos. La variabilidad crea en las jugadoras un abanico de posibilidades y abre la perspectiva sobre el contexto en el que se construye el aprendizaje, comprende mejor las diferencias y tiene la capacidad de encontrar diversas formas de solucionar un problema. Es por eso que el formador debe ser versátil en la relación con su equipo o jugadora en el momento de transmitir las enseñanzas.
- ¿Quiénes fueron tus formadores?
Nací en Posadas, Misiones, y me crié en el club "Centro de Cazadores". Tuve en mi etapa inicial a una gran profesora que se llamaba Estela Avalos Ullon, que me enseñó a dar los primeros pasos en el deporte, donde me inculcó mucho la importancia de comprometerse con amor y dedicación a lo que uno hace. Luego pase por la etapa de quinta división, hasta llegar a las mayores donde varias personalidades fomentaron en mí la apreciación por el hockey. Diferentes miradas me llevaron a desarrollar una apertura en la lectura del deporte. Aun así, mi familia y amigos fueron también un eslabón importantísimo ya que dejaron también una enseñanza que me ayudó a formarme y ver al deporte como lo veo hoy. Creo que una de las mejores maneras de crecer es escuchando.
- ¿Cuál fue el mejor aprendizaje que te dejaron tus formadores?
Llevo conmigo muchas cosas que he aprendido con el deporte. Pero lo que más recalco es el compañerismo, la solidaridad, la constancia y el esfuerzo para lograr lo que uno quiere.
- ¿El mejor consejo que te dio un formador y que vos aplicás hoy?
Una vez, cuando tenía 11 años, me dijeron "jugá libre". En ese momento me sentí mal porque no tenía una posición en la cancha, sentí que era para tapar un hueco o que no servía para cumplir una función en el equipo. Mi entrenadora se acercó (yo era bastante terco y caprichoso) y me dijo que debía aprender a controlar mis emociones para tener mejor claridad a la hora de jugar y poder acoplarme al lugar que sea más conveniente. Obviamente que en aquel entonces lo único que se me pasaba por la cabeza era solamente lo que yo pensaba. Al transcurrir los años, esas palabras y ese momento nunca me lo pude olvidar. Hasta que un día comprendí que "jugá libre" no se trataba de tapar un hueco o porque debía correr por cualquier lado para encontrar "algo". Más bien "juga libre" era comprender que no debía estar atado a la circunstancias de un resultado, de un movimiento o de una idea, sino que mi participación (mi aprendizaje) tenía que ver con el entorno, debía entender que mis decisiones tenían que tener un relación constante con la intención del equipo. Ese "juga libre" me llevó a concebir mejor a mis compañeros y generé más empatía con las decisiones que tenían en una jugada, porque era "libre" y me sentía capaz de desenvolverme ante cualquier adversidad, más allá que no siempre salió bien, la intención era muy satisfactoria.
- ¿Cómo es formar personas y deportistas con el ADN de Estudiantes?
Dentro de los objetivos, en el contenido a trabajar siempre en la formación de los deportistas y personas de Estudiantes implica un plus extra eso de construir "la familia pincha". El amor por la camiseta y los valores de involucrarse en el deporte con pasión y esfuerzo, representan al club en su desarrollo y hay que mantenerlo vigente siempre. Es un sentimiento que se pasa de generación en generación, y a pesar que el tiempo transcurra, no dejar nunca de lado la identidad que nos caracteriza.