El de hoy no es un 27 de abril cualquier ni muchos menos. Son esos días en donde todo se centraliza en una sóla persona, en un sólo nombre: Edgardo Fabián Prátola. 17 años que el Ruso pasó a convertirse en mito, en una verdadera leyenda de Estudiantes y del fútbol argentino.
Ese 27 de abril de 2002 amaneció gris, con llovizna. Una señal de que sería una jornada muy triste para Estudiantes y para el ambiente futbolístico. La noticia llegó a media mañana. Edgardo Prátola fallecía luego de luchar por un año contra el cáncer de colon. Su desaparición física fue y es un gran dolor en el alma para todos, pero el Ruso siempre está presente.
Ese 27 de abril el primer equipo debía jugar con Independiente en Avellaneda y si bien se analizó desde la dirigencia de ambos clubes suspender el encuentro, el partido se disputó porque "así lo hubiese querido el Ruso…" fueron palabras que se repetían una y otra vez en los viejos camarines del estadio del Rojo.
Si bien el fallecimiento del "gran capitán" caló muy hondo en sus ex compañeros, cuerpo técnico, auxiliares y allegados, todo lo que sucedió en la previa y durante el cotejo fue muy emotivo con jugadores de ambas instituciones abrazándose y las parcialedades ovacionando al querido Ruso Prátola.
SU ULTIMO PARTIDO
Tras perder varios kilos por culpa de la enfermedad que lo aquejaba, Edgardo Prátola jugó su último partido oficial en "su casa". Fue el 11 de marzo de 2001. Esa tarde en 1 y 57 Estudiantes derrotó a Gimnasia 2-1. El Ruso pidió jugar, le suplicó a Nestor Oscar Craviotto (DT por aquel entonces) estar en el rectángulo de juego. porque ese era su último deseo.
"Mi sueño es que me vuelvan a putear en una cancha los hinchas de Gimnasia" había dicho el Ruso quien afrontó la enfermedad con gran entereza anímica, aferrándose a sus afectos y a las muestras de cariño del mundo del fútbol.
En enero de 2002, meses antes de su deceso, Estudiantes volvió a ganarle a Gimnasia, pero en Mar del Plata y sin el Ruso en el rectángulo de pero sí en el José María Minella. Una vez que finalizó el derby, Prátola salió despedido del vestuario para celebrar con sus compañeros. En andas de Mauricio Piersimone (una imagen que eternizará por siempre en la historia) se ganó la ovación de su vida, una ovación que aún retumba en el estadio mundialista marplatense.
Ya pasaron 15 años. Hoy no es un día más ni mucho menos, hoy toda la familia de Estudiantes, y del fútbol le debe rendir un gran homenaje al Ruso Prátola, ese ser humano extraordinario que se formó con el ADN pincha, y que luchó, desde que le diagnosticaron cáncer, contra esa enfermedad como cada vez que salía a disputar un partido de fútbol con la camiseta de Estudiantes.
Por siempre Edgardo Fabián Prátola…