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ADN • 31 enero 2021

"Me gusta estar en Estudiantes"

Mariano Andújar es el referente por excelencia del actual plantel albirrojo. Héroe del Mineirao y tercer arquero con mayor cantidad de presencias en la historia del club, repasa su carrera, sus maestros, el paso por la selección y habla del futuro.
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Con la pretemporada en marcha, Mariano Andújar vuelve a dejar todo, como siempre. No es uno más en los entrenamientos, su voz de mando como capitán y referente, marca el ritmo en el predio de City Bell. Ya está enfocado en la próxima competencia del fútbol argentino, donde defenderá el arco albirrojo con el que conquistó el Apertura 2006 y la Copa Libertadores en 2009. En el club lleva jugados 314 partidos, convirtiéndose así en el tercer arquero en la historia del club con más encuentros disputados, detrás de Oscar Pezzano (349) y Gabriel Ogando (347). Todo un símbolo.

No se formó en el club, pero cuando se lo nombra, la identificación con Estudiantes es inmediata. No hay dudas. Su nombre está asociado a nuestro club y la explicación que encuentra Mariano es que se dio "Por la intensidad de los momentos cuando llegué al club. Los primeros tres años fueron muy intensos peleando cosas, ganado partidos lindos, claves, épicos".

"Después se fue dando solo, siempre que tuve la oportunidad o me preguntaron, demostré mi cariño por el club y traté de bancar mi palabra siempre. La identificación va para los dos lados,  yo me identifico mucho con el club".

MÍSTICA Y ADN

Hay dos palabras que atraviesan la identidad de nuestro club y estuvieron presentes en cada una de las históricas gestas futbolísticas: Mística y ADN. Mariano, supo apropiarse de ambos conceptos y las define según su punto de vista. "La mística la veo como algo positivo que flota en el ambiente. En los momentos de dificultad, imaginarnos que las cosas buenas van a pasarnos hacen que aflore algo más y en general esas cosas buenas pasan".

"El ADN es algo muy arraigado y lo demuestran con el tiempo varios jugadores que salieron de acá. Sabella se refería a "esa conexión que tenés con el que jugó en Estudiantes". Yo una vez me lo crucé al Tucu Correa en un Sampdoria-Nápoli cuando el recién llegaba a Italia. No habíamos compartido mucho, pero nos quedamos hablando y había una relación por el simple hecho de haber compartido Estudiantes. Eso es una marca registrada del club, que le hace bien y se tiene que proyectar en el tiempo".

- ¿Cómo transmitís la mística y el ADN a los más jóvenes del plantel?

Con hechos. Tratando de cuidar el club, viendo de qué manera se puede mejorar, dando el ejemplo en los entrenamientos, siendo respetuoso. No hay otra manera de transmitir que no sea con hechos, no basta con la palabra.

- En ese camino te fuiste quedando solo de a poco porque tus amigos y compañeros se fueron retirando.

Sí. Hoy están Agustín (Alayes) y Sebastián (Verón) que ocupan otro rol completamente distinto. Hoy me toca a mí ser referente y no es una carga, no lo tomo así, ni cuando éramos muchos ni ahora que estoy yo solo. Es algo que hay que ir alimentando.

- ¿Quiénes fueron tus referentes en Estudiantes?

A mí me marcó mucho siempre ver por el Country a Cacho Malbernat o a Juan Ramón Verón. Tengo una muy linda relación con el Bambi Flores; con Poletti cuando viene nos quedamos hablando mucho. Si bien no los vi jugar a ellos, te transmiten muchas cosas desde la experiencia y su calidez humana. Ver que viene un ex campeón al club y que se lo trate como se lo trata, te hace sentir importante a futuro. Acá siempre voy a ser bien recibido, va a ser siempre mi casa.  Esto hace que te den más ganas de seguir haciendo las cosas bien para que la gente te recuerde de la mejor manera.

LOS MAESTROS

- ¿Qué te dejaron tantos entrenadores a lo largo de tu carrera?

De todos los entrenadores saqué cosas. Tengo un cuaderno donde voy anotando cosas que me gustan y cosas que no, preparando el terreno para lo que se viene.  Puedo ser entrenador, ayudante, manager…siento que me queda poco pero no sé qué quiero hacer todavía, así que tengo que ir analizando.

El Cholo y su cuerpo técnico me enseñaron a ser mucho más profesional en cuanto a que el partido uno lo tiene que jugar desde que comienza la semana, no el día que se juega. Lo jugás pensando en el rival, en tu propio equipo, cuidándote y descansando como corresponde.

En referencia al profesionalismo, Mariano hace una pausa en el recuerdo de sus entrenadores para remarcar que el fútbol "Es nuestro trabajo. Muchos lo minimizan porque es la pasión de mucha gente y nosotros trabajamos en esto. Pero para ser un profesional y destacarte, tenés que hacer muchas cosas que son invisibles al ojo del hincha, como el cuidado, el descanso o el resignar algunas cosas por estar dedicándote a esto".

Mariano retoma el análisis de sus entrenadores y las enseñanzas que le quedaron. Llega el momento de recordar a Alejando Sabella.

- Me dejó la humanidad y la manera de tratar al grupo y enfrentar situaciones. Alejandro tenía una calidez humana distinta. Dejo de lado la táctica ya que por algo hizo la carrera que hizo y logró lo que logró. Lo más destacable fue siempre la calidez humana. Siempre cuento que cuando Alejandro tenía que sacar un jugador, sufría. Parecía que el jugador lo terminaba consolando a él. Cosas como esas generaban un compromiso extra, aparte del que uno ya tiene, el compromiso moral con él, lo ponía un escalón más arriba.

- En un puesto específico como el del arquero, también tuviste entrenadores que te dejaron muchas enseñanzas.

También tuve muchos. En Italia estuve con Xavi Valero, que formaba parte del cuerpo técnico de Rafa Benítez. El manejaba arqueros de diferentes nacionalidades y te explicaba que por ejemplo, un arquero argentino y un brasilero, a la misma pelota la resuelven de diferente manera, por su cultura y manera de ser. Esa poder de adaptación es algo que me lo quedé para mí.

Leandro Cortizo, es lejos, el mejor entrenador de arqueros del país y en Sudamérica lo pongo junto a Gustavo Piñero. En los últimos años me fue bien en lo personal y mantuve un buen nivel, eso fue gracias a "Corti", sin ningún tipo de dudas.

ORGULLO ARGENTINO

"Estar en la selección es lo más lindo que hay para un jugador de fútbol. A mi me tocó estar, jugar Mundiales, Copas Américas. Estoy orgullosos de eso, es algo único". Esta contundente frase refleja el sentimiento de nuestro capitán que defendió la celeste y blanca en varios procesos. Si bien su primera convocatoria la hizo Basile en 2007, fue Maradona quien lo hizo debutar en un partido ante Colombia, por eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica, en que mantuvo la valla invicta y Argentina ganó 1-0.

- ¿Cómo disfrutabas estar en la selección y, a la vez, competir por el puesto?

La competencia no se da en la citación, se da en los clubes. Cuando llegás te quedan pocos días para el partido y no hay tiempo para ganarse el puesto, salvo que vengas muy parejo con el otro. A mí me tocó la etapa en la que Chiquito Romero batió el récord de presencias en el arco de la selección.

- Te dirigió Diego Maradona, todo un símbolo del seleccionado.

Diego tenía un imán difícil de explicar, lo tenes que vivir. Él estaba muy bien en esa época, muy metido, se lo veía disfrutar y también estaba Lionel. Una lástima que no hayamos podido hacer un mejor mundial todavía, fue una experiencia única. Diego, como ser humano era excepcional.

- ¿Cuál fue el sello de Sabella en la selección?

Alejandro conformó un grupo. Las convocatorias eran cada dos o tres meses y él no cambiaba diez jugadores de un llamado a otro. Nos dio sentimiento y pertenencia, teníamos afinidad entre todos. En cada convocatoria teníamos ganas de ir, que nos llame. Eso fue clave para generar un excelente ambiente que nos llevó a hacer un buen mundial.

SU LUGAR

Mariano es nacido y criado en Lugano. Allí forjó su personalidad y conoció a los amigos de toda la vida, que hoy siguen junto a él. El barrio le rindió homenaje y desde hace un tiempo un mural con su imagen está presente, resaltando el orgullo y la pertenencia. Cada vez que vuelve cuenta que disfruta estar allí. "Soy uno más, la paso bien. Pero me da un poco de vergüenza cuando alguien que me conoce de toda la vida me pide una foto". En esas calles no es Andújar, todos lo conocen como "Dollberg", un apodo que se ganó de chico en referencia al jugador de Boca.

Asegura que le gustaría volver más, pero el día a día a veces complica. Cada vez que regresa a su lugar da una mano a sus amigos que llevan adelante muchos proyectos sociales para ayudar a los chicos del barrio. No se olvida de sus orígenes.

LAS MARCAS

El cuerpo de Mariano lleva muchas marcas. Son tatuajes que rinden tributo y fijan a perpetuidad muchos momentos de su vida. "No sé cuántos tengo y falta hacerme un montón". La Copa Libertadores tiene su lugar, al igual que un león y un tema de Bob Marley, fechas de nacimientos de parientes, su fanatismo por Los Simpsons que comparte con sus amigos, iniciales y hasta palabras raras que sus hijos decían de pequeños.

Otra de las marcas registradas de Mariano es el número 21 que luce en su espalda y hace referencia al día que nació su hija Constanza. "Siempre que pude elegir, usé la 21". Nunca usó la 12, ni cuando fue suplente en la selección, no le gustaba. "Cuando jugué en el Nápoli la 21 la tenía Fede Fernández y no me la quiso dar.  Entonces usé el 45, por el año en que nació mi viejo".

SUS CICLOS EN EL CLUB Y EL FUTURO

La llegada a Estudiantes se dio en 2006 cuando el equipo estaba peleando por llegar a las semifinales de la Libertadores. "Me llamó el Cholo Simeone, porque necesitaba otro arquero y podía jugar si seguían adelante en la Copa. Yo estaba en el Palermo de Italia que quería darme a un equipo de la B, pero yo quería seguir en Primera. También me habían ofrecido ir al Hércules que había ascendido en España".

"Con Huracán había debutado y jugado 7 partidos en Primera, después estuve dos años en Nacional B y me fui a Italia. Me gustaba la idea de volver al país y jugar en la "A". Empezar mi camino en Primera. En Estudiantes había un buen proyecto que se estaba armando y me llamó la atención".

Luego de levantar la Libertadores en el Mineirao, volvió a Italia para jugar en en Nápoli y en 2015 pegó la vuelta definitiva que lo tiene hasta hoy en nuestro club.

- ¿Qué te hizo volver en 2015?

Con 33 años había tenido una oferta de Inglaterra. Todavía tenía dos años más de contrato con el Nápoli, que había llevado a Pepe Reina y yo sabía que él iba a ser el titular. Quería seguir jugando en la selección ya que se venían las Copas Américas y en Estudiantes había un buen equipo con Gaby Milito en el banco, así que volví al club, a competir y jugar todo lo que pudiese.

- Hace poco anunciaste que seguía en el club hasta que se termine tu contrato. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión?

No es el mejor momento para irse del club. Nada te garantiza nada, ni que vamos a estar mejor o peor, pero no era la mejor manera de irme. En la conferencia con Agustín (Alayes) dijimos que me quedo hasta junio, pero en marzo podemos sentarnos a hablar de una renovación, como yo también puedo decir que no quiero jugar más, nunca se sabe.

Hay una edad en la que vas evaluando las cosas año a año y te tomás un tiempo para decidir. Para mí lo mejor era estar acá en Estudiantes, cerca de mi casa, porque la gente me tiene un aprecio que es difícil encontrar en otro lado, en poco tiempo. No le doy muchas vueltas, estoy cómodo, estoy bien, me gusta estar acá y sé que pongo en juego todos los partidos, el sentimiento que se tiene conmigo.

En el día a día tenemos diferencias con Sebastián y Agustín. Discutimos, nos peleamos, pero después el sentimiento vuelve a estar y es lo que nos une. Hablamos, solucionamos lo que hay que solucionar y seguimos para adelante porque nos queremos. Esto es así, pasa en cualquier familia o núcleo después de mucho tiempo de compartir, estar, vivir diferentes momentos. Cada uno tiene sus mambos, sus egos y personalidades, pero cuando volvemos a la calma nos damos cuenta que hay que tirar todos para el mismo lado. Por eso seguimos juntos y disfrutando, ellos desde donde están hoy, tomando decisiones difíciles y yo, estando dentro de la cancha.

- ¿Cómo te va a recordar la gente de Estudiantes cuando ya no estés más en el arco?

No sé cómo se me recordará. Desde el momento en que piso el Country hasta que me voy, o en la cancha cuando juego, dejo todo. Sea un  entrenamiento, un reducido, partido oficial o amistoso. Es la manera que me gustaría que se me recuerde como jugador, como el tipo que con errores o aciertos, dejó todo siempre.

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