Médico de profesión y vocación, Arturo Illia cursó las prácticas de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires en el Hospital San Juan de Dios de nuestra ciudad. Lo hizo entre los años 1923 y 1927, donde se contagió la pasión por el Pincha. Iba a ver los partidos junto a un grupo de compañeros a la cancha de 1 y 57, que contaba con capacidad para 8000 espectadores y alambrado olímpico. La figura de aquel entonces, quien despuntaba todo su talento, era Manuel ‘Nolo’ Ferreira, mítico integrante de la delantera apodada ‘Los Profesores’, que deslumbraron en épocas finales del amateurismo y principios del profesionalismo.
Luego se alejó geográficamente, pero nunca pudo mudar su corazón de La Plata. Vivió más de 30 años en Córdoba, donde desempeñó labores de médico en la ciudad de Cruz del Eje. Allí la gente lo apodó como ‘El apostol de los pobres’, por su dedicación frente a los que menos recursos tienen. Cuentan las crónicas de aquel entonces que Illia viajaba a pie, a caballo o en sulky para suministrar medicamentos que compraba de su propio bolsillo. No dejó de seguir la campaña albirroja, ya sea por radio o mediante las crónicas escritas en "El Gráfico" o periódicos nacionales.
Los años presidenciales de Illia eran los tiempos donde se gestaba el equipo campeón del mundo. ‘La Tercera que Mata’ salía campeona, los juveniles del club se convertían en futuras leyendas. Era una época de refundación, ya que Mariano Mangano había tomado las riendas de la institución en 1960 y el panorama no era alentador. Con trabajo, esfuerzo y dedicación, Estudiantes salió adelante. Illia solía escuchar los partidos durante largas caminatas por los bosques de la Quinta presidencial de Olivos, acompañado de una vieja radio Spika. Allí, entre cedros, cipreses y palmeras, el ex presidente gritaba los goles del ‘Bocha’ Flores en el ’65 y de Conigliaro en el ’66. Los años posteriores celebraría el Metropolitano ’67, las Copas Libertadores, la Copa Interamericana y la Intercontinental frente al Manchester United en el mismísimo Old Trafford, ya como ex mandatario.
Arturo Illia goza de un gran consenso en la opinión pública: se lo recuerda como un funcionario honesto, incorruptible y dedicado a su pueblo. Además fue ejemplo de humildad, ya que siempre vivió en una sencilla casa donada por los vecinos de Cruz del Eje, y fue el único presidente que no aceptó su jubilación de privilegio. Viajaba en subte, vendió su auto para costear su tratamiento médico y el de su esposa y se ganó la vida trabajando en la panadería de un amigo. La importancia de los hechos antes que las palabras, como manda la historia de Estudiantes. Illia encarnó los valores pincharratas de humildad, trabajo y sacrificio mejor que nadie.