El Presidente del Club se tomó un descanso en su vida como máximo responsable de la institución. Y en su pausa, Juan Sebastián Verón, volvió a las canchas. Regresó al fútbol de la Liga Amateur Platense para vestir los colores de Estrella de Berisso. La convocatoria del entrenador de la Cebra, Cristian Serrano, no tuvo reparos por parte de la Bruja para que uno de los jugadores más importantes de la historia de Estudiantes vuelva a competir.
El contexto, obviamente, que es diferente al que supo conocer Sebastián con la camiseta Pincha, la de Inter, Manchester o Lazio. Ya no pisó el verde césped, sino que levantó el polvo de una cancha en la que el pasto solamente tiene espacio en los bordes. Igual hay cosas que no cambiaron en Verón: su pasión por el fútbol, las ganas de triunfar, la humildad para con sus compañeros, su venda debajo de la rodilla derecha, su pegada.
Con sabiduría futbolera, exquisito toque y milimétrica pegada, Verón se puso a servicio del equipo. No quiso ocupar un rol de líder, sino que fue a aportar lo que requería el equipo. Alentó a sus compañeros ante un error y les dio ánimo desde la mitad de la cancha en el primer tiempo. En el segundo, se posicionó más adelante, como delantero en una faceta que le sentó bien en la tarde gris de Berisso.
Allí, cerca del arco rival, tuvo olfato de goleador porque, a los 36 minutos de la etapa complementaria, terminó empujando la pelota en la línea de gol para el único tanto del juego. Sonriente, con la victoria consumada de Estrella, Verón bromeó: "hice un gol de goleador, a lo (Martín) Palermo, le voy a decir al Cristian que me pruebe de 9 y capaz ando un poco mejor".
La despedida fue con aplausos. Camino al vestuario local no sólo recibió el calor de los hinchas de la Cebra, sino también de los simpatizantes de San Lorenzo de Villa Castells, el rival de turno. Todos agradecidos ante la grandeza de Verón que el domingo por la tarde dejó por un momento su rol presidencial y fue de nuevo jugador en Berisso en la Liga de su ciudad, La Plata.